Ventajas frente a zinc o aluminio
¿Por qué optar por el magnesio en lugar de otros materiales como el zinc o el aluminio? Principalmente por su mayor potencial electroquímico, que le permite ofrecer una protección más activa, especialmente en aguas con distinta mineralización.
Además, el magnesio suele rendir mejor en termos domésticos y depósitos vitrificados. Su desgaste es más predecible, lo que facilita un mantenimiento planificado. Y frente a problemas como olores desagradables o agua turbia, los ánodos de magnesio responden más rápido, mejorando la experiencia del usuario final.
Tipos y compatibilidad: barra, varilla roscada y ánodo flexible
No hay un ánodo único que sirva para todos los equipos. Por eso trabajamos con diferentes tipos: barras, varillas roscadas y ánodos flexibles, adaptándonos a la geometría de cada depósito. Por ejemplo, en termos con espacios reducidos, el flexible permite una instalación más sencilla. En acumuladores y calderas, la varilla garantiza robustez y un contacto uniforme.
¿Y la compatibilidad con los distintos materiales del depósito? En equipos vitrificados, el magnesio ayuda a sellar microfisuras del esmalte. En depósitos de acero inoxidable, refuerza su resistencia natural en condiciones agresivas. Por eso, sigue siendo la opción más recomendada.
Medidas, roscas y elección por litros
Aquí es donde nuestra experiencia marca la diferencia. Ajustamos cada medida y tipo de rosca para que el ánodo funcione de forma óptima desde el primer momento. La lógica es simple: cuanto mayor sea el volumen del termo, mayor debe ser la superficie del ánodo.
Trabajamos con roscas M6 y M8, y distintos diámetros para asegurar compatibilidad con tapas y racores existentes. Así evitamos adaptadores innecesarios y maximizamos la vida útil del ánodo sin comprometer la estanqueidad del equipo.
Cuándo cambiarlo y cómo instalarlo sin problemas
Hay señales claras que indican que toca cambiar el ánodo: ruidos como burbujeo o golpes, olores metálicos o a azufre (tipo “huevo”), y agua turbia. Si detectas varios de estos síntomas, es momento de actuar.
En Arkale cuidamos cada paso del proceso: respetamos las juntas, aplicamos el par de apriete adecuado y comprobamos que haya continuidad eléctrica. Tras la instalación, recomendamos purgar suavemente el equipo para eliminar restos de magnesio y asegurar un arranque limpio.
Diagnóstico rápido y errores comunes
Nuestros técnicos siguen tres pasos clave: revisión visual, medición de continuidad y evaluación del desgaste en función del tiempo de uso. Así podemos decir con seguridad si es hora de sustituir o solo toca revisión.
Los errores más comunes suelen ser: apretar en exceso el ánodo (lo que daña las juntas), no revisar a tiempo o no reemplazar el ánodo cuando ya ha cumplido su vida útil. Con un plan de mantenimiento, estos problemas se evitan fácilmente y se prolonga la vida del equipo.