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Ánodos de protección catódica: magnesio, zinc o aluminio

Los ánodos de protección catódica son fundamentales para prevenir la corrosión en estructuras metálicas expuestas a ambientes agresivos.

Elegir el material adecuado del ánodo de sacrificio —magnesio, zinc o aluminio— es clave para asegurar la eficiencia del sistema y maximizar la vida útil de las instalaciones. En este artículo exploramos sus características, ventajas y limitaciones, según el entorno de aplicación.

Magnesio: la opción ideal para suelos y aguas de baja conductividad

Los ánodos de magnesio destacan por su alto potencial electroquímico, lo que los convierte en una excelente opción para proteger estructuras enterradas en suelos secos o de baja conductividad eléctrica. Son comunes en oleoductos, tanques subterráneos y sistemas de almacenamiento.

Ventajas:

Desventajas:

Zinc: rendimiento estable en ambientes marinos controlados

El zinc es tradicionalmente utilizado en estructuras sumergidas, como cascos de barcos, plataformas y tuberías submarinas. Su comportamiento es estable, pero está más limitado a ambientes marinos con condiciones específicas.

Ventajas:

Desventajas:

Aluminio: versatilidad y larga vida útil

El aluminio se ha convertido en una alternativa cada vez más popular gracias a su ligereza, alta capacidad de corriente y larga duración. Se utiliza ampliamente en embarcaciones, plataformas offshore y estructuras expuestas a agua salada.

Ventajas:

Desventajas:

¿Qué material elegir?

La decisión en la elección de los ánodos de protección catódica dependerá de factores como la resistividad del medio, el tipo de estructura, el mantenimiento disponible y la duración esperada del sistema. Contar con el asesoramiento de profesionales especializados es clave para optimizar la protección.

En Arkale te ayudamos a seleccionar y diseñar soluciones a medida en sistemas de protección catódica con materiales adaptados a cada necesidad. Descubre más visitando nuestra web.